Es habitual que, cuando existen daños en nuestra vivienda o edificio, se plantee la necesidad de reclamar a la empresa promotora, constructora o a los técnicos intervinientes en su construcción. Para ello, hemos de tener claro cuales han de ser los primeros pasos a seguir.
En este sentido, la primera cuestión a resolver es si debemos ponernos en contacto con un técnico (arquitecto o aparejador) o con el abogado que ha de presentar la reclamación. Algo así como el dilema del huevo y la gallina aunque la solución, en este caso, si bien se plantea como una cuestión de aparente simpleza, la praxis diaria muestra que en la realidad no es así.
Así, es muy posible que si acudimos a un abogado, éste nos indique que lo primero será que nos pongamos en contacto con el arquitecto para que desarrolle un informe o dictamen técnico que de soporte a la reclamación. Y, por lógica, se podría sobreentender que, efectivamente, lo primero sería contactar con el técnico cuando, sin embargo, en caso de acudir a un arquitecto o aparejador lo más probable es que éstos emitan un informe desde un punto de vista técnico y sin que esté en sintonía con la estrategia jurídica que más conviene al cliente que está sufriendo los defectos en su vivienda.
Es muy frecuente que, tanto los administradores de fincas cuando les compete como los particulares de forma directa, encarguen primero el informe pericial con la confianza de estar dando los pasos correctos.
Sin embargo, por nuestra experiencia rechazamos este planteamiento para evitar segundos encargos al técnico, tal y como han sufrido algunos de nuestros clientes tras realizarnos el encargo de reclamar por daños de construcción.
Y ello debido a que, como se ha dicho, no era adecuado a la estrategia jurídica establecida, y ello, no por afectar a la objetividad del informe sino porque no se mencionaban extremos imprescindibles para el buen desarrollo de la reclamación.
Es evidente que el informe técnico tiene y debe ser objetivo en cuanto a la realidad que sufre el cliente, pero no es menos cierto que un desarrollo de su preparación en forma colaborativa entre los dos profesionales contratados permite obtener un resultado con mayores garantías de éxito.
En este orden de ideas, es obvio que la especialización en la materia de uno de estos profesionales supone un gran valor añadido. Las reclamaciones sobre defectos de construcción versan sobre una materia técnica que excede de las competencias del abogado y, lógicamente, la estrategia jurídica a seguir excederá de las competencias de los técnicos. Por consiguiente, una visión conjunta del problema con un trabajo colaborativo de ambos profesionales se posiciona como la opción más interesante para obtener el resultado buscado.
Por otra parte, si alguno de los dos profesionales tiene conocimientos y formación en las dos disciplinas, es decir, técnica y jurídica, la calidad de la defensa de los intereses del cliente se incrementará en relación a dichos conocimientos y experiencia.
En ocasiones planteamos una simple pregunta retórica en clave de comparación a nuestros clientes que ayuda a comprender la importancia de lo explicado.
Así, y sin perjuicio de la necesidad de pertinente informe pericial, ante una reclamación con base en una negligencia médica que se haya sufrido ¿sería un valor añadido para la defensa del afectado que su abogado fuese también médico y hubiese ejercido como tal?
En LBS Abogados pensamos que la respuesta es obvia siendo, a la vez, el concreto valor añadido que diferencia nuestro servicio de defensa letrada en los casos de defectos de construcción.
Si tienes problemas de daños constructivos en tu casa y crees que puedes reclamar no dudes en contactar con un profesional especializado cuanto antes para evitar prescripción de plazos. Puedes visitar la sección sobre defectos de construcción de nuestra web pinchando aquí.
En LBS Abogados estaremos encantados de valorar tu problema y asesorarte en una primera consulta sin compromiso. Llámanos o envía un mail a info@lbsabogados.es